domingo, 24 de noviembre de 2019
1970
Un niño está llorando en la escalera.
Baja un ratón ratoneando a trechos.
La luna se deshila en los helechos.
Niño azul. Ratón gris. Luna de cera.
El viento asciende y le requiere "espera,
espera, niño, agárrate a los pechos
de la Virgen", el viento abre los techos
como una carta urgente, volandera.
¿De quién, de dónde es este niño absorto,
tropezante, inocente? De este mundo,
es de este mundo del año setenta.
Una lágrima larga, un calzón corto,
un silencio ascendiendo del profundo
hueco de la escalera cenicienta.
Blas de Otero, gracias.
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