miércoles, 26 de diciembre de 2018

miércoles, 12 de diciembre de 2018

El camello cojito (Auto de los Reyes Magos) FELIZ NAVIDAD


El camello se pinchó
Con un cardo en el camino
Y el mecánico Melchor
Le dio vino.
 
Baltasar fue a repostar
Más allá del quinto pino...
E intranquilo el gran Melchor
Consultaba su “Longinos”.
 
—¡No llegamos,
no llegamos
y el Santo Parto ha venido!
 
—son las doce y tres minutos
y tres reyes se han perdido—.
 
El camello cojeando
Más medio muerto que vivo
Va espeluchando su felpa
Entre los troncos de olivos.
 
Acercándose a Gaspar,
Melchor le dijo al oído:
—Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
 
A la entrada de Belén
Al camello le dio hipo.
¡Ay, qué tristeza tan grande
con su belfo y en su hipo!
 
Se iba cayendo la mirra
A lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empujaba al bicho.
 
Y a las tantas ya del alba
—ya cantaban pajaritos—
los tres reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.
 
—No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero, repitió el Niño.
 
A pie vuelven los tres reyes
Cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
Le hace cosquillas al Niño.

(Perdóname, Carlos)

Mi ley, Cyrus


https://youtu.be/wOwblaKmyVw

lunes, 12 de noviembre de 2018

Cervantes te enseña, te entretiene y te mantiene


¡Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío!
Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario, para alcanzar su ordinario sustento, tomar otro trabajo que alzar la mano, y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano sin interés alguno la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo. Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas sobre rústicas estacas, sustentadas no más que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia: aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella sin ser forzada, ofrecía por todas partes de su fértil y espacioso seno lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle, y de otero en otero, en trenza y en cabello, sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra; y no eran sus adornos de los que ahora se usan, a quien la púrpura de Tiro y la por tantos modos martirizada seda encarecen, sino de algunas hojas de verdes lampazos y hiedra entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas, como van ahora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se decoraban los conceptos amorosos del alma simple y sencillamente, del mismo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso rodeo de palabras para encarecerlos. No habían la fraude, el engaño ni la malicia mezcládose con la verdad y la llaneza. La justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interés, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había qué juzgar ni quién fuese juzgado. Las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por donde quiera, solas y señoras, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento las menoscabasen, y su perdición nacía de su gusto y propia voluntad. Y ahora en estos nuestros detestables siglos no está segura ninguna, aunque la oculte y cierre otro nuevo laberinto como el de Creta; porque allí por los resquicios o por el aire, con el celo de la maldita solicitud, se les entra la amorosa pestilencia, y les hace dar con todo su recogimiento al traste. Para cuya seguridad, andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes, para defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos. De esta orden soy yo, hermanos cabreros, a quien agradezco el agasajo y buen acogimiento que hacéis a mí y a mi escudero; que aunque por ley natural están todos los que viven obligados a favorecer a los caballeros andantes, todavía por saber que, sin saber vosotros esta obligación, me acogisteis y regalasteis, es razón que con la voluntad a mí posible os agradezca la vuestra. Toda esta larga arenga (que se pudiera muy bien excusar) dijo nuestro caballero, porque las bellotas que le dieron le trujeron a la memoria la edad dorada, y antojósele hacer aquel inútil razonamiento a los cabreros, que, sin respondelle palabra, embobados y suspensos le estuvieron escuchando. Sancho asimismo callaba, y comía bellotas y visitaba muy amenudo el segundo zaque, que porque se enfriase el vino lo tenían colgado de un alcornoque.


miércoles, 7 de noviembre de 2018

Julián Hidalgo Torres


Me ha inspirado un poema
hablando una mañana
de la condición humana, 
y al fin zanjamos el tema
en que nada o poco valgo,
señor don Julián Hidalgo.







miércoles, 17 de octubre de 2018

Rita Hayworth


Hoy, 17 de octubre, es el cumpleaños de Rita Hayworth, la mujer más hermosa del mundo. Su padre era español y ése fue el motivo de que se estrenara Gilda en España; la peli iba a ser censurada pero cuando se enteraron del origen español de Rita accedieron a su estreno. Comenzó su carrera como bailarina y luego pasó al mundo de la interpretación en la que tuvo que superar su timidez. Y qué quieren que les diga que ustedes no sepan, que es una de las mejores actrices de este mundo y fíjense si era buena que pasó a la Historia del cine con tan sólo quitarse un guante.

Ah, y su madre era irlandesa, también artista, y con un nombre lleno de vida: Volga.


lunes, 8 de octubre de 2018

A la Caballé (Quevedo y yo)


Flor con voz, volante flor,
silbo alado, voz pintada,
la vida eterna ganada,
oh, pajarillo cantor.
Es para mí un honor,
florido acento de pluma,
bella organizada suma
de lo hermoso y lo süave,
y es que tu voz es la llave
que a mi corazón abruma.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Leopoldo Alas Mínguez

              MI  OLOR  A  TI

Toda mi ropa huele a cuando estabas.
Sería al abrazarte -no lo entiendo-
o que estuviste cerca y se quedó prendido.
Si arrimo mi nariz al hombro o a la manga, te respiro.
Al ponerme la chaqueta, en la solapa,
y en el cuello de un jersey que no abriga.
Aroma de placer, de feromonas,
de recostarme en ti mientras dormías.
Por mucho que la lave, mi ropa lo conserva:
es un perfume dulce que me alivia
como vestir mi carne con tu piel.
Y está durando más que mi recuerdo.
Tu rostro en mi memoria se disipa,
casi puedo decir que he olvidado tu cuerpo
y sigo respirándote en las prendas
que, al tiempo que me visten, te desnudan.
Pero la ropa es mía.
De tanto olerte en mí, tu olor es mío. 
Tu olor era mi olor desde el principio,
fue siempre de mi cuerpo, no del tuyo,
de un cuerpo que lo tengo a todas horas
para quererlo entero como jamás te quise
y olerlo de los pies a la cabeza.
Es el olor de todas mis edades,
del niño absorto y puro,
del claro adolescente eléctrico y espeso,
de un joven con insomnio que soñaba
fantasmas del amor, y es también el olor
que al transpirar mis sueños dejaron en las sábanas. 

Quién sabe tú a qué aspiras sin este efluvio mío,
sin mi esencial fragancia.
Estando en compañía, serás siempre la ausente
igual que si te fueras o no hubieras llegado.
Pues no olerás a nada, no dejarás recuerdo 
ni podrás despertar auténtico deseo
ni embalsamar las yemas de los dedos
que un día te acaricien
con un perfume físico y concreto.
Serás para el olfato de los otros
como un espejo para los vampiros.
Y yo atesoraré con más fe que codicia
este perfume dulce de mi cuerpo
que descubrí contigo.
Si quieres existir, respíralo de nuevo.



miércoles, 18 de julio de 2018

El mar, según Gerardo Diego



Mira el mar, siempre el mar. Es el eterno,
infatigable obrero batihoja,
que va puliendo el agua hoja tras hoja
y legando a la playa su cuaderno.

Rítmicos siempre, pero nunca iguales,
el viento va extendiendo con su pluma
los versos blancos de rizada espuma
que avanzan paralelos y triunfales.

Jamás le ha de fallar ritmo ni rima,
ni imagen justa ni materia prima.
muere un verso en la arena y otro escribe.

Aprende su alfabeto y deletrea
mi poema que en él eterno vive.
Yo para ti lo pienso y él lo crea.






lunes, 9 de julio de 2018

Publio Cornelio Escipión



Faltar pudo a Scipión Roma opulenta,
mas a Roma Scipión faltar no pudo;
sea blasón de su envidia, que mi escudo,
que del mundo triunfó, cede a su afrenta.

Si el mérito africano la amedrenta,
de hazañas y laureles me desnudo;
muera en destierro en este baño rudo,
y Roma de mi ultraje esté contenta.

Que no escarmiente alguno en mí, quisiera,
viendo la ofensa que me da por pago,
porque no falte quien servirla quiera.

Nadie llore mi ruina ni mi estrago,
pues será a mi ceniza, cuando muera,
epitafio Anibal, urna Cartago.


De Quevedo a Escipión, de un grande a otro.


viernes, 8 de junio de 2018

Ann Margret y Elvis


Elvis hizo todo bien. Nunca se equivocó en nada. A quién no le hubiera gustado ser Elvis, al menos por un día.  Hasta la forma de peinarse de la juventud de hoy deriva de Elvis, aunque ellos no lo sepan.


https://youtu.be/ajSkcZwk12I




lunes, 26 de marzo de 2018

Semana Santa


   Quién me presta una escalera
para subir al Madero
y quitarle las espinas
a Jesús el Nazareno.


Las lágrimas de María
iban cayendo a la tierra,
de cada una brotaba
una rosa y una perla.


Las golondrinas quitaron
las espinas a Jesús,
con su pico no pudieron
desclavarlo de la Cruz.


Hermanos de caridad,
¿dónde vais con este entierro?
Vamos a dar sepultura
al Redentor de los Cielos.


Saetas, que si te las cantan a llorar se ha dicho.



lunes, 19 de febrero de 2018

Inicio de El maestro de esgrima


El cristal de las panzudas copas de coñac reflejaba las bujías que ardían en los candelabros de plata. Entre dos bocanadas de humo, ocupado en encender un sólido veguero de Vuelta Abajo, el ministro estudió con disimulo a su interlocutor. No le cabía la menor duda de que aquel hombre era un canalla; pero lo había visto llegar ante la puerta de Lhardy en una impecable berlina tirada por dos soberbias yeguas inglesas, y los dedos finos y cuidados que retiraban la vitola del habano lucían un valioso solitario montado en oro. Todo eso, más su elegante desenvoltura y los precisos antecedentes que había ordenado reunir sobre él, lo situaban automáticamente en la categoría de canallas distinguidos. Y para el ministro, muy lejos de considerarse un radical en cuestiones éticas, no todos los canallas eran iguales; su grado de aceptación social estaba en relación directa con la distinción y fortuna de cada cual. Sobre todo si, a cuenta de aquella pequeña violencia moral, se obtenían importantes ventajas materiales.


Arturo Pérez-Reverte

miércoles, 31 de enero de 2018

Lope


Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

miércoles, 17 de enero de 2018

El embargo


Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo...

Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s'ha muerto!

¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo!

Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro...

¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro...

¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s'ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!

¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Lleváisoslo todu,
todu, menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo...
¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!...


Del eximio Don Gabriel y Galán.