sábado, 29 de abril de 2023

A Jesús Epifanio Cotta Lobato, para servirle a Dios y a usted

 

Me llegó al móvil por casualidad un soneto de un autor desconocido para mí, y me encantó.  Pongo muy pocos poemas míos en intenné pues luego al ser de todos ya se pierden y no puedes enviarlos a ningún sitio. Pero al ver que este autor era generoso quise serlo yo también. Resulta que el escritor es Jesús Cotta Lobato, y en su blog pude ver que tiene varios libros publicados, y me llamó la atención uno de ellos porque hace muchos años escuché una entrevista en la radio en la que un escritor hablaba de la relación entre Federico y José Antonio, ¡y era Jesús!, seguro. 

Bueno, aquí os dejo los dos poemas. Por cierto, me dice mi blog que me leen desde China, ¿y esto cómo pué sé? 


Soneto de Jesús Cotta Lobato:

https://youtu.be/5vbxDOKULPo



En respuesta:


Me ha encantado sin duda tu soneto,
pues la amarga calvicie no perdona,
y llega ella y te deja, la mamona,
la cabeza lisita por completo.

Pero tú no te arredres, sé coqueto,
pues la belleza está en cada persona,
y aunque suene muy tópico, razona,
que a la verdad no falto yo al respeto.

Me quedo con tu calva mucho antes
que con una melena descuidada
que conozca al champú muy de pasada.

Además en Turquía hacen implantes
que de nuevo le traen la primavera
a tu desforestada calavera.




miércoles, 26 de abril de 2023

Gracias, Miguel

 

Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
 
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
 
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.



lunes, 10 de abril de 2023

Bardem

 


https://youtu.be/BqMdQBox15s






domingo, 9 de abril de 2023

La Resurrección de Nuestro Señor

 

De tu triunfo es el día,
oh Santo de Israel. La niebla oscura,
que la maldad impura
al orbe difundía,
con celeste vigor rompe a deshora
inesperada aurora.

Aquella noche horrenda,
que ciñó el mundo de enlutado velo,
robó la luz al cielo
y al sol la ardiente rienda,
y amenazó a la esfera diamantina
su postrimer ruina:

Y aquel pavor, que el seno
estremeció de la confusa tierra,
mezclando en dura guerra
los aires con el trueno,
cuando vagó el Cadáver animado,
del túmulo lanzado:

Y el silencio ominoso,
que al pavor sucedió de la natura,
y el luto y la tristura
del suelo temeroso,
disipa, inmenso Dios de la victoria,
un rayo de tu gloria.

Tú del sepulcro helado
no esperaste a forzar la piedra dura:
que apenas en la altura
del Aries sonrosado
señaló de tu triunfo el sol brillante
el decretado instante;

con poder silencioso
a la muerte su víctima robaste,
y la tierra agitaste
en pasmo delicioso;
y la prole, ya siglos sepultada,
restituyó admirada.

Entonces vio rompida
el tirano su bárbara cadena,
y la mansión de pena
de santa luz herida:
brama y humilla a su Señor la frente
la vencida serpiente.

Que en su sangre bañado
entró una vez al santuario eterno,
y lanzó en el averno
la muerte y el pecado,
y convocó a sus blancos pabellones
ya libres las naciones.

Mas tú, pueblo inhumano,
estirpe de Jacob aborrecida,
tiembla: mira erigida
la vengadora mano.
Huye, pérfida turba, la sagrada
de Sión dulce morada.

Jerusalén divina,
ensalza, ensalza tu cerviz gloriosa:
ya prole numerosa
el Cielo te destina,
por ti no concebida, que a la gente
tu inmortal gloria cuente.

El fuego soberano
espera ya, que en abrasado aliento
inflamará el acento
del niño y del anciano;
y su visión, las vírgenes turbadas
cantarán inspiradas.




Don Alberto Lista. 




sábado, 8 de abril de 2023

Saeta preferida de mi madre

 


Virgen de la Soledad, 

Virgen de la Soledad, 

no tengas pena ninguna

que Tu Hijo resucita

entre las doce y la una. 





viernes, 7 de abril de 2023

Saeta

 


Han matado a Jesucristo, 

Jesucristo muerto está, 

pero dentro de tres días

a la vida volverá







jueves, 6 de abril de 2023

La muerte de Jesús, por don Alberto Lista

 

Oda a la muerte de Jesús


¿Y eres Tú el que velando
la excelsa majestad en nube ardiente,
fulminaste en Siná? y el impío bando,
que eleva contra Ti la osada frente,
¿es el que oyó medroso
de tu rayo el estruendo fragoroso?.

Mas hora abandonado,
¡ay! pendes sobre el Gólgota, y al cielo
alzas gimiendo el Rostro lastimado:
cubre tus bellos ojos mortal velo,
y su luz extinguida,
en amargo suspiro das la vida.

Así el amor lo ordena,
amor, más poderoso que la muerte:
por él de la maldad sufre la pena
el Dios de las virtudes; y león fuerte,
se ofrece al golpe fiero
bajo el vellón de cándido cordero.

¡Oh víctima preciosa,
ante siglos de siglos degollada!
Aún no ahuyentó la noche pavorosa
por vez primera el alba nacarada,
y hostia del amor tierno
moriste en los decretos del Eterno.

¡Ay! ¡quién podrá mirarte,
oh paz, oh gloria del culpado mundo!
¿Qué pecho empedernido no se parte
al golpe acerbo del dolor profundo,
viendo que en la delicia
del gran Jehová descarga su justicia?.

¿Quién abrió los raudales
de esas sangrientas llagas, amor mío?
¿quién cubrió tus mejillas celestiales
de horror y palidez? ¿cuál brazo impío
a tu frente divina
ciño corona de punzante espina?

Cesad, cesad, crueles:
al Santo perdonad, muera el malvado:
si sois de un justo Dios ministros fieles,
caiga la dura pena en el culpado:
si la impiedad os guía
y en la sangre os cebáis, verted, la mía.

Mas, ¡ay! que eres Tú solo
la víctima de paz, que el hombre espera.
Si del oriente al escondido polo
un mar de sangre criminal corriera,
ante Dios irritado
no expiación, fuera pena del pecado.

Que no, cuando del Cielo
su cólera en diluvios descendía,
y a la maldad que dominaba el suelo,
y a las malvadas gentes envolvía,
de la diestra potente
depuso su espada ardiente.

Venció la excelsa cumbre
de los montes el agua vengadora:
el sol, amortecida la alba lumbre,
que el firmamento rápido colora,
por la esfera sombría
cual pálido cadáver discurría.

Y no el ceño indignado
de su semblante descogió el Eterno.
Mas ya, Dios de venganzas, tu Hijo amado,
domador de la muerte y del averno,
tu cólera infinita
extinguir en su sangre solicita.

¿Oyes, oyes cuál clama:
Padre de amor, por qué me abandonaste?
Señor, extingue la funesta llama,
que en tu furor al mundo derramaste:
de la acerba venganza
que sufre el justo, nazca la esperanza.

¿No veis cómo se apaga
el rayo entre las manos del Potente?
Ya de la muerte la tiniebla vaga
por el semblante de Jesús doliente:
y su triste gemido
oye el Dios de las iras complacido.

Ven, ángel de la muerte:
esgrime, esgrime la fulmínea espada,
y el último suspiro del Dios fuerte,
que la humana maldad deja expiada,
suba al solio sagrado,
do vuelva en Padre tierno al indignado.

Rasga tu seno, oh tierra:
rompe, oh templo, tu velo. Moribundo
yace el Criador; mas la maldad aterra,
y un grito de furor lanza el profundo:
muere… Gemid, humanos:
todos en él pusisteis vuestras manos.