domingo, 25 de abril de 2010

José Infante

Me disfracé una vez, y todavía
conservo aquella cara de cartón...
que me sirvió para ocultar la mía.

Años hace que duerme en un rincón
esa vieja careta ya empolvada,
y siempre con la misma carcajada,
y siempre con idéntica expresión.

"¿Cómo haces tú -le pregunté yo un día-
para estar siempre de tan buen humor,
que aun en mis momentos de dolor
se ensaña en mí tu risa aleve y fría?
¡Feliz de ti que nada te desvía...
porque no tienes corazón ni honor!"

La máscara repuso: "-Y tú ¿qué ganas
con llorar como imagen de retablo?
Que la gente diga... ¡Pobre diablo...
Lo siento, mas tus lágrimas son vanas!".

No me importa un comino tu aflicción:
Haz como yo que sin cesar me río...
¡y si sangra tu pobre corazón,
cúbrete el rostro con el rostro mío...
para no ser objeto de irrisión!

Desde entonces escondo mi ansiedad
bajo aquella alegría que despista
y paso por un célebre egoísta
que se chancea de la Humanidad.


Del libro "La musa oculta de Goya", de José Infante.

Juan Martín "El Empecinado"

Juan Martín "El Empecinado" fue un famoso guerrillero de la Guerra de la Independencia, nacido en Castrillo de Duero en 1775. Debe su sobrenombre a un arroyo o pecina que existía cerca de su pueblo natal. Por Real Orden de 1814 fue autorizado a utilizar este apodo en todos los documentos oficiales. Al caer prisionero no quiso que sus padres, labradores acomodados, le liberaran y en abril de 1808, poco después de su boda con Catalina de la Fuente, se lanzó al campo a interceptar convoyes, detener correos y aprisionar soldados. Fue aumentando poco a poco su partida hasta convertirse en el ídolo primero de Castilla y después de España entera. Pronto sus correrías se hicieron tan dañinas que los franceses raptaron a su madre, amenazando con fusilarla. El Empecinado contestó que por su madre fusilaría a 100 prisioneros y luego a cuantos fueran cayendo en su poder, ante lo cual se apresuraron a liberarla. Poco después la Junta Central le nombró capitán y se le destinó a la provincia de Guadalajara formando los batallones de Tiradores de Siguenza y Voluntarios de Guadalajara. Los franceses enviaron contra él primero al famoso general Hugo(padre del poeta francés, Víctor Hugo) y más tarde al general Balliarce, quien llegó a exclamar. "Es imposible acabar con "El Empecinado". Elevado a brigadier, la Regencia le autorizó a reunir hasta 10.000 hombres en las provincias de Madrid y Castilla la Vieja. Su estancia triunfal en Aragón ha sido magistralmente descrita por Benito Pérez Galdós en la novela de su nombre de los Episodios Nacionales. Tras la victoria de Arapiles y la huida de José Bonaparte, entró triunfalmente en Madrid, para dirigirse después a defender Alcalá de Henares(1813).
Al acabar la guerra no tardó en caer en desgracia por exigir del rey el restablecimiento de la Constitución de 1812 que había abolido. Desterrado a Valladolid, secundó la revolución de Riego en 1820 y fue nombrado gobernador de Zamora. Pero, arrollados los ejércitos liberales por lo Cien Mil Hijos de San Luis, El Empecinado hubo de refugiarse en Portugal, de donde regresó para retirarse a Aranda del Duero. Cuando llegaba a esta ciudad fue preso por el corregidor Riva, siendo expuesto en una jaula durante dos años en la plaza mayor de Roa. El 19 de agosto de 1825 fue conducido al cadalso y aunque consiguió romper sus ligaduras y arrancar la espada al jefe de la escolta, fue cosido a ballonetazos por los soldados de la guarnición.

domingo, 4 de abril de 2010

Resurrección

Por mucho que cientos de miles de personas, reunidas en un corto espacio de terreno al que se han apegado, se esfuercen en llenar el suelo de piedras para que no crezca nada en él; por mucho que limpien ese terreno hasta de la última brizna de hierba; por mucho que impregnen el aire con el humo del carbón y el petróleo, por mucho que corten los árboles y obliguen a marcharse a todos los animales y pájaros, la primavera, hasta en la ciudad, siempre es primavera.
Inicio de "Resurrección", de Tolstói.