domingo, 24 de octubre de 2021

Siempre Lorca

 


Por las ramas del laurel
vi dos palomas oscuras.
La una era el sol,
la otra la luna.
«Vecinita», les dije,
«¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En mi garganta», dijo la luna.
Y yo que estaba caminando
con la tierra por la cintura
vi dos águilas de nieve
y una muchacha desnuda.
La una era la otra
y la muchacha era ninguna.
«Aguilitas», les dije,
«¿dónde está mi sepultura?»
«En mi cola», dijo el sol.
«En mi garganta», dijo la luna.
Por las ramas del laurel
vi dos palomas desnudas.
La una era la otra
y las dos eran ninguna.





domingo, 17 de octubre de 2021

Oh, Dios, Federico



Yo en este mundo soy y seré partidario de los pobres. Yo siempre seré partidario de los que no tienen nada y hasta la tranquilidad de la nada se les niega. Nosotros ( me refiero a los hombres de significación intelectual y educados en el ambiente de las clases que podríamos llamar acomodadas) estamos llamados al sacrificio. Aceptémoslo. En el mundo ya no luchan fuerzas humanas, sino telúricas. A mí me ponen en una balanza el resultado de esta lucha: aquí tu dolor y tu sacrificio y aquí la justicia para todos, aun con la angustia del tránsito hacia un futuro que se presiente pero que se desconoce, y descargo el puño con toda mi fuerza en este último platillo. 


Lorca, El Sol, 15 de diciembre de 1934.




viernes, 8 de octubre de 2021

Para presentar un libro

 

SONETO A UNA PRESENTACIÓN

Presenta el día veinte sus poemas,
Ricardo, en la Sala Verdaguer,
será algo digno sin duda de ver
y así olvidar un rato los problemas.

De Grecia y de sus ecosistemas,
con las islas que has de recorrer,
nos hablará el autor para entender
su visión de la vida y sus dilemas.

David, Dolores y también Florencio,
presentarán el libro aunque lluevan
chuzos de punta y truene en Barcelona.

Poco yo lo conozco mas sentencio:
es alto versador, Ricardo Esteban,
y sobre todo es buena persona.


Para Ricardo Fernández Esteban. 



sábado, 2 de octubre de 2021

Nada nuevo...



En el invierno de 1809 a 1810 las cosas de España no podían andar peor. Lo de menos era que nos derrotaran en Ocaña a los cuatro meses de la casi indecisa victoria de Talavera: aún había algo más desastroso y lamentable, y era la tormenta de malas pasiones que bramaba en torno a la Junta central. Sucedía en Sevilla una cosa que no sorprenderá a mis lectores, si, como creo, son españoles, y es que allí todos querían mandar. Esto es achaque antiguo, y no sé qué tiene para la gente de este siglo el tal mando, que trastorna las cabezas más sólidas, da prestigio a los tontos, arrogancia a los débiles, al modesto audacia y al honrado desvergüenza.

Inicio de Gerona, Galdós.