jueves, 22 de enero de 2015

Ramón Sampedro

Mar Adentro

Mar adentro,
mar adentro.
Y en la ingravidez del fondo
donde se cumplen los sueños
se juntan dos voluntades
para cumplir un deseo.
Un beso enciende la vida
con un relámpago y un trueno
y en una metamorfosis
mi cuerpo no es ya mi cuerpo,
es como penetrar al centro del universo.
El abrazo más pueril
y el más puro de los besos
hasta vernos reducidos
en un único deseo.
Tu mirada y mi mirada
como un eco repitiendo, sin palabras
‘más adentro’, ‘más adentro’
hasta el más allá del todo
por la sangre y por los huesos.
Pero me despierto siempre
y siempre quiero estar muerto,
para seguir con mi boca
enredada en tus cabellos.

lunes, 12 de enero de 2015

Rocío Dúrcal

                       EL REY QUE RABIÓ

Juzgando con los síntomas,
Que tiene el animal,
Que puede estar inófobo,
O puede no lo estar.

Y afirma el gran Hipócrates,
Que el perro en caso tal,
Suele ladrar muchísimo,
O suele no ladrar

Con la lengua a fuera, torva la mirada,
Húmedo el hocico, débiles las patas,
Muy caído el rabo, las orejas gachas,
Todos estos signos prueba son de rabia.

Pero al mismo tiempo,
Bien pueden probar,
Que el perro está cansado,
De tanto andar.

Doctores sapientísimos,
Que han estudiado bien,
Son en sus obras lingüicas,
Del nuestro carecer.

Fermentus, vírum, rábicus,
In corpus can y es,
Mortalis of perofifen,
Mortalis of persé.

Para hacer la prueba,
Que es tan necesaria,
Agua le pusimos en una jofaina,
Y el se fue gruñendo,
Sin probar el agua.

Todos estos signos pruebas son de rabia,
Pero al mismo tiempo signos son de tal,
De que el animalito no tiene mal.

Y de esta opinión,
Nadie me sacará,
Que el perro está rabioso,
O no lo está.