lunes, 18 de enero de 2016

Íntimo y personal


Voy a contarles algo íntimo y personal abrigado por el anonimato. Tengo la constumbre de leerle a mis padres los artículos de Pérez-Reverte que creo que le van a gustar. Mi padre es un poeta retirado de las letras y dedicado a la agricultura y ya no leede modo que cuando quiero que lea algo pues se lo leo yo. Y en éstas andaba el otro día ante el artículo de Pérez-Reverte llamado "El mendigo del perro"; empecé a leer normalmente mientras mi padre y esta vez también mi madre escuchaban atentamente. Cuando abordé la tercera columna mi voz comenzó a temblarme al final de cada frase; luego se entrecortó a medida que iba acabando de leer. Entonces disimulé diciendo que iba al baño para así intentar recomponerme. Volví y quise terminar de leer pero no pude  me dio una llorera como nunca en mi vida, me abracé a mi madre y dejé el artículo en la frase: La del hombre que fue, supuse.
Y es que los poetas tenemos la sensibilidad a flor de piel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario