martes, 28 de enero de 2014

Florencio Rodríguez Figueiras


                  III

   Una madre abandonada
sola con su hijo pequeño,
las víctimas de un naufragio
no se consideran muertos,
están desaparecidos
si no se encuentran sus cuerpos
y por eso no era viuda
y el niño no estaba huérfano.

                 IX

   Si vagara en el desierto
tú serías mi espejismo;
si me encontrara perdido
en un negro laberinto,
si sufriera algún destierro
tú serías mi camino;
si volvieran las cruzadas
yo sería dragón herido;
tú, el fuego de mis entrañas
contra el cruel enemigo;
si fuera manzana roja,
tú darías el mordisco
que arranque mi corazón
para tenerlo contigo;
tú eres águila de acero;
yo, indefenso pajarillo;
tú eres Eva, yo soy Adán,
desnudos en el paraíso
esperando a la serpiente
que nos dé el manjar prohibido;
si nuestro amor fue alcanzado
por la flecha de Cupido,
si nosotros nos amamos
¿Cuál será nuestro destino?

               XII

   Hice castillos de arena
a la orilla de tus besos;
reino mágico de amor
te hice princesa en mi cuento.
Amaneció la marea,
abrió sus fauces el perro
Y aquella espuma rabiosa
desgranó todos mis sueños.

      Gatito Vanidoso

    Fiel gatito vanidoso
con su ovillito de lana,
castigando su impotencia
corre por toda la casa.
Un juego de amor y odio,
de pubertad desbocada,
dejando un rastro de hilo
su ilusión se deshilacha.
Se deshizo la madeja
de este juego de palabras;
ahora, maúlla el felino
asomado a la ventana.


Del Libro NA BEIRA DO MAR,  del poeta FlorencioRodríguez Figueiras.





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