martes, 30 de mayo de 2017

Poema de la película Los girasoles ciegos, Antonio Machado


Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que espera del amor prenda segura,
porque en amor locura es lo sensato.


Ese que el pecho esquiva al niño ciego
y blasfemo del fuego de la vida,
de una brasa pensada, y no encendida,
quiere ceniza que le guarde el fuego.


Y ceniza hallara, no de su llama,
cuando descubra el torpe desvario
que pedia, sin flor, fruto en la rama.


Con negra llave el aposento frio
de su tiempo abrira.¡Desierta cama,
y turbio espejo y corazon vacio!



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