Itzea, cuatro estaciones.
1993.
A Jesús Moya, caro barojiano.
Andando bajo las hojas
que dora un octubre suave,
deja perderse la grave
mirada en las nubes rojas.
Recuerdos de otros Barojas
le endulzan el desamparo.
Sumido en el brillo raro
de los sueños de la infancia,
por el camino de Francia
pasea don Julio Caro.
Jon Juaristi. Poesía reunida (1985-1999). Visor.
domingo, 15 de agosto de 2010
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Cuando era pequeño vivía yo en Vera de Bidasoa y cada vez que don Julio Caro se cruzaba conmigo me tocaba la cabecita y decía: ¡rubio! Y seguía su camino. Hay que ver lo orgulloso que estoy de que un genio me haya tocado con su propia mano.
ResponderEliminarNo me extraña...Yo lo estaría igual.
ResponderEliminarBueno, ya estoy orgullosa de conocerte a ti.
Un beso.