En homenaje a tu abuelo,
al que gustaban los clásicos,
mis interiores más básicos
remuevo con saña y celo,
para buscar con anhelo
unos versos que deprisa
traigan a ti con la brisa
su recuerdo, que permite
que otra vez él le recite
a su pequeña Clarisa.
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Un millón de gracias! Bueno, un millón es poco...
ResponderEliminarQué bonita improvisación tan dulce y tierna para mí. Me ha llegado al rinconcito del alma donde guardo mis recuerdos más queridos.
Te dejo mi admiración, mi cariño (virtual o quizá no tanto). Sé feliz! Y escribe, sigue escribiendo... ✍📚🌱😉 Te leeré...
Ha quedado bien, sí
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