Hubo una vez un político con talento, Calvo Sotelo, un erudito que ante las críticas de un colega en una revistucha o en un periodicucho, le dedicó este soneto.
Ayer, en su cacatio matutina
que tan píos sermones nos reserva,
me dicen que Ricardo de la Cierva
vuelve a insultarme tanquam medicina.
¿Qué tengo yo que mi persona inclina
pluma tan docta a la pasión proterva?
¿Qué tengo que tan lúcida Minerva
conmigo disparata y desatina?
Mira, Cierva, que en coplas y sin ganas
correspondo a tus cóleras insanas
y ni te tomo en serio, ni me enojo.
Mira que de color y de adversario
conmigo te equivocas por sectario:
fui ministro contigo y no soy rojo.
Yo, si algún político actual hace un soneto, a lo mejor hasta le voto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario